viernes, 29 de junio de 2012



Si hay miradas que matan, el lunes se cruzaron puñales invisibles en el ruedo de Badajoz. Iba a escribir que cortaron el aire, pero lo cierto es que faltó en toda la sofocante tarde. Temperaturas de alerta naranja y toreo al rojo vivo.

José Tomás encendió una llamarada desde que se anunció su estreno de temporada el 25 de junio en tierras pacenses. Esa tarde quemó trampas , con una pureza incontestable y unos naturales de antología.

El Juli respondió como un titán, como la primera figura que es, con una lesión en el hombro que no acusó en ningún momento. Lección de raza y de torero hondo en una corrida en la que se respiraba la rivalidad con JT. No hicieron falta quites para ver cómo sus ojos delataban ya la competencia en el patio de cuadrillas o luego desde el callejón.

Cada cual ocupó su sitio, sitio de magisterio. Pero hay un lugar que, aunque le pese al resto, solo ocupa José Tomás: el de las plazas llenas. O al menos eso es lo que se vivió en San Juan. El lunes con José Tomás, El Juli y Padilla, tendidos rebosantes. Un día después, con tres figuras –Morante, Manzanares y Talavante-, ¡poco más de media entrada! ¿Qué pensarían los protagonistas al hacer el paseíllo y contemplar los huecos?

La crisis y el calor fueron abrumadores, pero es triste ver que tres matadores de máxima importancia no tengan tirón suficiente como para atraer más público. ¿Son los honorarios acordes a la economía que inyectan a la Fiesta? Los empresarios tienen la palabra.

Tal vez haga falta un replanteamiento y nuevas estrategias. Sí, José Tomás solo torea tres tardes en su microcampaña y no es equiparable a aquellos que se miden en escenarios de primera, pero un paseíllo suyo ha generado, según los estudios económicos, 7 millones de euros. ¿Hay quién dé más?


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