lunes, 30 de septiembre de 2013

Oreja igualmente para el mexicano Efrén Rosales

Puerta Grande para Valencia ante novillotes de desecho de La Punta


Pocas opciones ofreció el famélico y mal presentado encierro de La Punta, en Zea, donde los espadas se encontraron por encima del lote.


RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz


Sin duda alguna que el toro es el elemento principal del espectáculo. Si subestimamos o limitamos el factor trapío o no garantizamos un mínimo de garantía de éxito su juego, estaríamos pecando de estar presentes ante un aburrido discurso donde toreros y públicos no salen satisfechos de la plaza.

Rafael Orellana

Eso fue lo que ocurrió este domingo en el marco de la corrida de feria, en la población merideña de Zea, donde se lidió un vergonzoso encierro de la ganadería La Punta, propiedad del Dr. Víctor Visconti, quien se permitió el atrevimiento de enviar cinco reses de escaso trapío, limitado juego ante los engaños, con visos de haber visto engaños anteriormente, y en especial con serias deficiencias en materia sanitarias, como lo fue el último ejemplar lidiado, con una evidente cornada sobreinfectada en el brazuelo derecho, con claros signos de miasis, algo sin duda inaceptable para quien al menos debe de garantizar un mínimo de respeto para quien paga en taquilla, y en especial para los toreros quienes se juegan el físico delante de los pitones.


Ante tal genero bovino, poco o más se pudo ver en el ruedo de la portátil Plaza de Toros “El Progreso”, que para tal efecto se cubrió en poco más de tres cuartos de su aforo, en tarde de climatología agradable, con ligeras ráfagas de viento.

Voltereta de José Miguel Parra
Escasas opciones tuvo ante sí el veterano espada Rafael Orellana con el que abrió plaza, animal de aviesas intenciones el cual despachó con ligereza. Iguales palos fue la actuación del coleta José Miguel Parra, quien reaparecía del percance en el periné de la Feria de Tovar, donde tampoco pudo lucir mayores cotas, dado el manso y parado ejemplar que pasaportó, con signos evidentes de haber sido toreado, situación que de ser cierta constituiría toda una irresponsabilidad para con el responsable del hierro.

El mexicano Efrén Rosales corto una oreja
Variedad y por momentos lucimiento el demostrado por el joven novillero Cristian Valencia, quien hizo gala del repertorio que
 
caracterizo a su recordado padre, tanto en la ejecución como en las maneras. La dosis toricida fulminante hizo que generosamente se le premiara con las dos orejas de parte del palco presidencial, a cargo del abogado Rafael Escalona. Por su parte una oreja cortaría el también novillero mexicano Efrén Rosales, en otro trasteo de más voluntad que lucimiento que contó con la rúbrica de la espada para justificar el apéndice otorgado bajo petición dividida de los presentes.

El que cerró plaza, con escasa iluminación, sería el colmo que derramó el vaso para los aficionados, al ver las lamentables condiciones del novillote de La Punta, que casi moribundo se paseó por el ruedo, antes de ser despenado por el novillero maracayero César Joaquín Parra, primo hermano del matador José Miguel Parra, quien pasó por Zea sin pena ni gloria.Fotos: Germán D´Jesús Cerrada

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