lunes, 16 de diciembre de 2013

El empresario de Sevilla quita hierro al veto de las figuras

Canorea las puertas de la Maestranza a Morante, Juli, Manzanares, Perera y Talavante y pide perdón a José Tomás

Acierta Eduardo Canorea, empresario de Sevilla, al quitar hierro a sus anteriores declaraciones, que habían provocado el veto de cinco figuras: Morante, El Juli, Manzanares, Perera y Talavante. Su comunicado lo firma él solo, sin Ramón Valencia, su socio, asumiendo que fueron sus palabras las causantes. Pide perdón expresamente a José Tomás por haber dicho que podía irse al Senegal. Se refería, sin duda, a sus exigencias económicas, que consideraba excesivas, inaceptables. Más diplomático hubiera sido decir que, exigiendo eso, podía el diestro haber alquilado la Plaza y organizado todo el espectáculo.

Ya comenté que Canorea no debió descalificar personalmente a los representantes de los toreros. Repara ahora el exceso proclamando su respeto por ellos y, por supuesto, por la carrera de las figuras a las que representan. Más allá de las formas, queda pendiente el fondo: no tiene sentido que los empresarios de una plaza tan importante no logren que se sienten a la mesa, con ellos, las propias figuras.

La apelación de Canorea, «volvamos a la cordialidad», no es un simple buen deseo: las figuras del toreo y los empresarios de Sevilla están condenados a entenderse. Luego vendrá la discusión, normal en cualquier contratación, sobre los términos económicos, sin salirse ninguno de su papel.

En «tiempos difíciles», deben apretarse el cinturón TODOS: propietarios de plazas, empresarios, toreros de oro y de plata. Otra cosa –lo dijo Victorino Martín– sería inoportuno e insolidario. Sin eso, la Fiesta correría gravísimo peligro.

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