lunes, 26 de mayo de 2014

Destaca el valor de Gonzalo Caballero en San Isidro

Los aficionados acuden a Las Ventas con ilusión por ver a tres novilleros punteros pero, por fas o por nefas, todo se queda a mitad: después del desastre ganadero del domingo, algo estupendo; para lo que debe ser una emocionante corrida de toros, muy poco. Lo mejor, la duración (ya es triste tener que decir esto): dos horas justas frente a las tres largas del día anterior. Los novillos de Guadaira (los tres primeros) y Montealto (los otros tres) han ofrecido algunas dificultades pero también claras posibilidades de éxito: solo el valeroso Gonzalo Caballero ha saludado una ovación en el segundo. Todo lo demás, cinco silencios que pesan demasiado.

Al haberse lesionado el anunciado Martín Escudero, la empresa acierta, creo yo, al llamar a Román, que tan grata impresión dejó el otro día. Por desgracia, el resultado no le ha acompañado. Recibe al primero con asentadas verónicas, lo cuida: ¿quién no va cuidar, hoy en día, a un «Impositor»? Pero su comportamiento parece más el de un «indignado». Román inicia la faena por estatuarios. El toro va a peor, se cuela por los dos lados, embiste a saltos, le propina dos fuertes volteretas. Mata de estocada desprendida: primer silencio de la tarde. 

Destaca el valor de Gonzalo Caballero en San IsidroLancea con los pies juntos al cuarto, que resulta manejable. Brinda Román al respetable, le llama de lejos, consigue ligar algunos muletazos suaves, con la izquierda, pero no logra conectar con la gente. Algún grito le afea que no toree más derecho. Mata de una gran estocada pero sigue el silencio.

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Capote de paseo atlético de Caballer
El madrileño Gonzalo Caballero se reveló hace un par de temporadas mostrando un valor impávido. Parece haber avanzado en su conocimiento del oficio. (Hace poco, en Sevilla, ha dado una buena tarde y matado sin muleta, como luego ha hecho en Las Ventas, con mucha mayor repercusión, Fandiño). El segundo novillo, bien hecho, acude de lejos al caballo. Después de un par de doblones, Gonzalo se queda muy quieto, logra ligar muletazos lentos, con ritmo. Cuando la res se apaga, recurre al arrimón; todavía permite el noble novillo una serie de derechazos más. Aunque no acierta con la espada, le hacen saludar.
El quinto es un bonito burraco al que el programa llama «Dormilona». Banderillea con acierto Curro Robles. El novillo es muy flojo, se cae varias veces, se queda cortísimo y acaba rajado. Ni siquiera el arrimón levanta entusiasmo y mata regular.

DePosada de Maravillas seguimos recordando su deslumbrante debut en Olivenza. Tiene personalidad y gusto toreando pero parece que se ha estancado en su evolución. En el tercero, se luce con verónicas de buen estilo. Molesto por el viento, realiza un muleteo voluntarioso pero desigual, con algunos buenos naturales pero también desarmes. Mata caído.

El sexto embiste sin celo, pone en problemas a los banderilleros; en la muleta, puntea, saca genio. La faena no remonta. Lo mejor, la estocada, aunque el novillo tarde en caer y suene un aviso.

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