domingo, 31 de agosto de 2014

Una oreja por concepto

Ferrera, Luque y Fortes firman una tarde a más en el final de Sanse

MARCO A. HIERRO, San Sebastián de los Reyes (Madrid)

Remataba la feria de Sanse el final de sus festejos con la segunda corrida de toros del abono, en la que Antonio Ferrera, Daniel Luque y Jiménez Fortes llegaban con tres conceptos distintos a enfrentarse con el encierro de Torrealta que esperaba en chiqueros.

Reaccionó el primero como si estuviera toreado en los percales de Ferrera y su cuadrilla, arreando al pecho y buscando por dentro y derribando al picador por la cabeza del caballo. Tres varas se le aplicaron y nunca dejó de acordarse. Ferrera decidió, con buen criterio, que ni él ni su cuadrilla se ponían delante. El presidente optó por devolverlo.

En su lugar salió un sobrero del Conde de la Maza, cosido a garrotazos y que no había entrado en la corrida, que echaron por error y que fue todo renuencia a ir para adelante. Manso y desentendido, Ferrera lo macheteó con oficio y lo mató después de varios pinchazos.

De vuelto terso, suavidad acusada y temple máximo fueron las mimosas verónicas del saludo de Luque al segundo, animal justo en fuelle que humilló siempre. Volvió a gustarse Luque deletreando los lances del quite, saboreando en tendido y arena. Brindó a Juli, en una barrera de la plaza, una faena muy compuesta, ajustada al ralentí del mortecino animal en alturas y carencias. Toreo sin ligazón por el escaso fuelle del toro, pero de mucha calidad en trazos y sentimiento. Pinchó antes de dejar un fulminante volapié y vio cómo el palco negaba la oreja que pidió el tendido.

El tercero se desentendió pronto de la capa de Fortes, que apenas pudo dejar una media entre los ásperos punteros en los finales. Manso el toro en banderillas, buscó siempre la gatera. Desesperante fue en la muleta un animal buscando el escape con ansiedad y dejando pasadas sin clase en la muleta, que Fortes siempre le puso plana. Primero con el toque, luego con el vuelo, y ahí llegaron dos series limpias y revisadas al natural, pero no le acompañó el fondo al de Torrealta más que para los circulares del final, ya entre pitones. Mató de estocada y sonó un aviso antes de descabellarlo.

Loco por irse del capote de Ferrera estaba el cuarto, pero lo retuvo el extremeño pegándole lances a la humillación briosa hasta el centro del ruedo, para rematar allí con una media. Supo cambiar en banderillas el sentir de un sector del tendido que se le había venido a la contra con un vibrante tercio de mucha exposición. Con la muleta supo aprovechar Ferrera las virtudes del animal, que tuvo cierta fijeza para que labrase el extremeño una faena de gusto, desmayado en ocasiones, de expresión en dos cambios de mano sensacionales y de contundencia en una estocada fulminante que precedió al paseo de una oreja.
Menos ritmo tuvo el feo quinto, paletón y alto, en el capote de Luque, que lo sobó por abajo para fomentarle la codicia que tenía escasa. Con la muleta le compuso Luque cada trazo, cada toque y cada enganche de la arrancada, franca siempre, pero con más obediencia que clase. Le trazó largo con la diestra en la construcción y suave al natural, siempre fluyendo y sin estridencias cuando se vino a menos el animal, creyéndose la propuesta y sólido en la ejecución. Terminó con las luquecinas, una estocada contundente y una oreja en el esportón.

A menos se fue diluyendo la codicia inicial del castaño sexto en el capote de Fortes, en saludo discontinuo por el continuo cambio de ritmo del animal, al que se midió mucho en varas. Exigente en el medio viaje de media altura fue el animal en la muleta, y fue al natural como le cogió el aire Fortes, buscando el muletazo más que la ligazón y conquistando el terreno consintiendo en las distancias. Mató de una estocada fulminante y paseó un trofeo con la bandera de Colombia sobre los hombros, en apoyo a los héroes de Bogotá.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Cuarta y última de abono. Un tercio de entrada.
Toros de Torrealta, correctos de presencia. El primero, devuelto por toreado; manso y agarrado al piso el primero bis (del Conde de la Maza); de calidad sin fuelle ni emoción el segundo; manso de carretas el tercero; con calidad y voluntad a menos el cuarto; obediente y con celo el quinto; de incómodo punteo en los finales el sexto.

Antonio Ferrera (azul rey y plata), silencio y oreja.
Daniel Luque (nazareno y oro), ovación y oreja tras aviso.
Jiménez Fortes (marino y oro), silencio tras aviso y oreja.

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