lunes, 22 de septiembre de 2014

El tachirense Cadavid en Lanteira y Valencia en Vic-Fezensac



Novilleros venezolanos destacan en ruedos ibéricos

 
César Valencia, cuajándose como un torero a tomar en cuenta, ante su inminente doctorado de lujo en Valencia en noviembre próximo
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

En el remate de la campaña taurina española, dos nombres de toreros venezolanos han tomado protagonismo este fin de semana por arenas tanto españolas como francesas. Ellos son el tachirense José David Cadavid y el valenciano César Valencia, ambos con importantes actuaciones.

Por orden de importancia destacamos la del próximo matador de toros, César Valencia, quien este domingo actuó en la ciudad gala de Vic-Fezensac, con poco más de un cuarto de plaza, en novillada de feria, al lado de los espadas españoles Tomás Angulo (silencio en ambos) y Vicente Soler (silencio en ambos). Por su parte la única vuelta al ruedo ante los serios y complicados utreros del hierro salmantino de Barcial, fue para el venezolano César Valencia, con fuerte bronca al palco presidencial tras no conceder la oreja solicitada. En su segundo fue ovacionado nuevamente.

Por su parte el destacado novillero José David Cadavid, encartelado como sobresaliente del festejo sin picadores realizado en la localidad granadina de Lanteira, hizo el paseíllo al lado de los diestros Javier Berjillos (tres orejas) y Manuel Cuenca (ovación, pasando a la enfermería).

Circunstancias múltiples las que se han dado en el desarrollo previo y durante dicho festejo, pues Berjillos sustituía al anunciado Eugenio Martín “El Mani”, mientras que Cadavid tuvo que despachar el tercer utrero del festejo –del hierro de Castillo de Montizón (propiedad de Samuel Flores)- tras lesionarse Manuel Cuenca luego de recibir fortísimo varetazo en el pecho, logrando el corte de los máximos trofeos ante el serio y cornalón ejemplar del ganadero manchego.

Cadavid se le recuerda por haber actuado en la pasada Feria de San Sebastián de San Cristóbal en enero pasado, donde a pesar de no haber cortado trofeos en aquel matinal festejo, los ramalazos de su buen toreo no quedaron en vano, pese al estrepitoso uso de los aceros.

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