lunes, 25 de mayo de 2015

Espada se queda solo y mata seis novillos en una tarde dramática en San Isidro

La tarde toma pronto un inesperado sesgo dramático: son cogidos los dos debutantes, Martín Escudero (al comienzo de la faena de muleta) y Joaquín Galdós (en el recibo con el capote). Los dos sufren traumatismo craneoencefálico y son trasladados a una clínica, para los exámenes correspondientes. A Francisco José Espada le toca la dura papeleta de matar él los seis novillos. No se amilana, afronta el reto con decisión, se gana el lógico apoyo del público. Corta una oreja al cuarto, recibe una fuerte petición en el quinto y roza la Puerta Grande.

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Espada abandona la plaza en medio de una gran ovación
 
Los novillos del Montecillo, triunfadores el pasado San Isidro, serios, encastados, no han dado facilidades: complicados, primero, tercero y cuarto; manejables, segundo, quinto y sexto.

Martín Escudero, de Galapagar, tiene evidentes cualidades (parece que va a tomar pronto la alternativa). Creo que le perjudica la excesiva influencia de su paisano José Tomás. El primer novillo mansea, se quiere quitar el palo, se mueve en banderillas. El diestro, valiente, vertical, aguanta las fuertes embestidas sin llegar a dominarlas. En una serie al natural es cogido dramáticamente y pasa a la enfermería, inconsciente.

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Galdós, trasladado a la enfermería
 
Teníamos buenas referencias del limeño Joaquín Galdós. En su primera chicuelina, al segundo, casi es herido. En el tercero, sale muy decidido, por verónicas, y es cogido antes de que aparezcan los picadores. También lo llevan a la enfermería inconsciente, igual que a su compañero.

¡Vaya trago!

Se ha quedado solo en el ruedo, tiene que lidiar seis novillos Francisco José Espada, de Fuenlabrada, discípulo de César Jiménez. ¡Vaya trago! Pero también es una gran oportunidad. Su apellido no le sirve: el mal manejo de la espada le priva de abrir la Puerta Grande.

Se limita a matar al primero, de Martín Escudero. En el segundo, que le correspondía, muestra su actitud yéndose a portagayola: con ese gesto, se gana al público. El toro va bien, flaquea un poco: logra una faena aseada, con templados muletazos, que levanta aplausos del público (y de «la pública», dirían algunos de nuestros políticos). Mata con habilidad.

En el tercero, está ya solo en el ruedo, en un clima de angustia. Como el novillo se queda corto y cabecea, la gente teme que sufra él también un percance y se tenga que suspender el festejo. Mata mal.

El manso salta la barrera

El cuarto es un mansazo espectacular que, después de varios intentos, logra saltar la barrera y sigue barbeando tablas pero mejora algo en la muleta. El diestro se pelea con él por bajo, levantando una gran ovación; resuelve con habilidad momentos de apuro; logra algún natural bueno. La gente, lógicamente, está con él. Mata a la segunda: oreja.
 
efe
El novillo salta la barrera
 
El quinto embiste con fuerza y con nobleza. Espada, que ha brindado al público, lo aprovecha, logra los momentos más brillantes de la tarde: aguanta parones, metido entre los pitones; le aplauden la colocación. Agarra una estocada pero queda algo baja y el presidente no concede la oreja, pedida con fuerza. (Creo que entra a matar adelantando a la vez los dos brazos, sin cruzar. Y lo decía la frase clásica: «Al que no hace la cruz, se lo lleva el diablo»).

Otra voltereta

Siguen empujándolo en el último, que brinda al doctor García Padrós. El novillo embiste con emoción, le da un pitonazo en la rodilla; al final, lo entrampilla y sufre una voltereta. Pero mata muy mal. 

Sólo la espada ha privado a Espada de abrir la Puerta Grande, por el conjunto de su actuación. Pero esta tarde dramática, que ha podido ser su tumba profesional, por el difícil reto, ha supuesto su nuevo lanzamiento. Así es el toreo.

Postdata. El miércoles, en el Congreso de los Diputados, se presentará una proposición no de ley –a iniciativa de Juan Manuel Albendea– para garantizar que los aficionados puedan asistir pacíficamente a las Plazas o a cualquier acto taurino. Se debía haber hecho antes pero «todo está bien si acaba bien». Exigimos respeto para nuestra Fiesta. Es una cuestión de libertad.

Ficha y partes médicos

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