miércoles, 26 de agosto de 2015

Jiménez Fortes, el torero de los dos milagros

«Vi peligrar mi vida», pero ahora diez días después «tengo ilusión y voy a poner toda mi voluntad en mi recuperación» para poder «hacer una vida normal y volver a los ruedos». Así se expresaba ayer Saúl Jiménez Fortes minutos antes de recibir el alta hospitalaria en el Complejo Asistencial de Salamanca, donde ha permanecido desde el pasado día 16 tras el grave percance que sufrió en la localidad salmantina de Vitigudino. A simple vista tranquilo, con buen aspecto y entereza envidiable, y acompañado de su apoderado, Nemesio Matías, el matador, con una gasa en el cuello donde recibió la cornada y con una sonda nasogástrica por la que se alimenta, compareció en una multitudinaria rueda de prensa, en la que dio las gracias «a todos» los sanitarios que le han atendido, a los aficionados, a los toreros e incluso al «conductor de la ambulancia» que lo trasladó desde la enfermería de la plaza de toros a Salamanca.

«Han sido días duros, difíciles, pero gracias al apoyo y al cariño de tantas personas, la recuperación está siendo muy positiva y muy buena, aunque sea un proceso largo y con mucha paciencia», sostuvo Jiménez Fortes, quien reconoció que la situación es «día a día de evolución» y de querer «estar mejor hoy que ayer».

El malagueño, al que se le entendía perfectamente aunque se cansaba al hablar, subrayó que cuando pueda «estar bien para torear» lo hará. El percance no le alejará de la Fiesta, porque «un día» decidió dedicar su «vida a los toros y va a ser con todas las consecuencias. Me apetece volver, pero hay que tener paciencia».

Tras explicar que fue «consciente» de lo ocurrido —el astado le arrolló contra las tablas, le metió el pitón por el cuello, le levantó hacia arriba y le arrojó violentamente contra la arena del ruedo— hasta que llegó al quirófano del Hospital Clínico, reconoció que vio «peligrar su vida» porque estamos hablando –añadió– de una cogida «bastante más grave» que la sufrida en Madrid a mediados del pasado mes de mayo.

Más grave que la de Madrid

Agradecimientos también por parte de Nemesio Matías a «toda» la gente del mundo del toro que ha estado «con nosotros desde el primer momento», al tiempo que resaltó que tras diez días del percance están en «el principio del segundo milagro que hemos vivido este año», en alusión a la cornada de Las Ventas. «Hemos conseguido la primera etapa que era la de la vida, la segunda fue dejar la UCI y la tercera, en la que nos encontramos, salir del hospital».

Sin embargo, hizo hincapié en que esa progresión «no quiere decir que se haya ganado la batalla, porque ésta es muy tranquila, con mucha paciencia y tenemos que ir día a día». Reconoció que lo que les han «enseñado los doctores» y en concreto los otorrinos Juan Luis del Pozo y Pedro Blanco es que «hay que ir día a día» y que «hay que estar tranquilos. La cornada ha sido muy fuerte y las consecuencias iremos tratándolas según vayan viniendo».

Cauto también se mostró ante la vuelta a los ruedos, ya que, según recalcó, «hay que ir poco a poco y ver cómo evoluciona el paladar. Los doctores no han dado fechas, pero sí que hay que venir todos días a las curas». «Saúl tiene claro que dentro de su profesión quiere ser uno grande», apostilló Nemesio, a la vez que mostraba su tranquilidad y la del diestro aún a sabiendas de que «puede ser difícil».

El apoderado, que expresó la esperanza de que al diestro no le quede «casi ninguna o ninguna secuela» porque «todo va bien», aludió a que les quedaban «21 tardes contratadas y muchas se han perdido, pero no sé lo que haremos hasta final de temporada porque no sólo hay que contar con la evolución física del torero, sino también la psicológica. El día que vuelva será para ser una figura, dará el mil por mil e incluso la vida».

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