sábado, 29 de agosto de 2015

SANSE Talavante se expresa y Simón lo grita

Se lidian toros de Victoriano del Río para Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y López Simón

Talavante se expresa y Simón lo grita
MARCO A. HIERRO

Cartelazo acogía a las puertas de Madrid la localidad de San Sebastián de los Reyes para el segundo festejo mayor a pie del serial capitalino. Ante Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y López Simón, un encierro de Victoriano del Río.

A más en el toreo a la verónica fue Morante con el primero, encajándose más a medida que ganaba el paso, hasta rematar con una media de libro en el centro del platillo. Con delantales y sin molestar mucho al feble animal firmó Morante el quite, más sabroso que brillante hasta la media a pies juntos. Tuvo torería y suavidad el inicio muletero, agarrado a tablas primero, empujando después por alto hasta los medios. Y usía tuvieron dos series con la mano izquierda de vuelo suelto y profundo viaje. Fueron ramalazos a causa del escaso fondo que sacó el noble toro, que le hizo defenderse en los finales y venir por dentro en un par de ocasiones. Un pinchazo previo a la estocada dejó el premio en ovación.

El segundo, feo de hechuras, deslució con su topar bruto en los embroques las verónicas que quiso proponer con encaje Talavante, saliendo desentendido y sin ninguna entrega. Tampoco la tuvo en la muleta, donde salió desentendido y rajado en cada muletazo, agotando la paciencia de un Talavante que había venido a torear, no a hacer el paripé con un toro. Le metió la espada y concluyó con pitos.

Muy pegado a tablas recibió López Simón al tercero, que embistió con brío pero con el freno de mano a medias en cada embroque, hasta que le ganó el paso el madrileño con mucha verdad hasta el remate de la larga, arrancando la ovación cerrada. Muy medido el toro en el penco, levantando la vara. Con la muleta fue un recital de sitio y de compromiso de Simón, que se pasó por la faja las arrancadas rajadas y a menos del animal. Exigió con la mano izquierda en dos muletazos sublimes en los que el toro se afligió y no quiso más. Pero aún quedó para un circular invertido de tres parones que culminó con una firma de enorme empaque. Derecho se tiró a matar para cobrar una estocada de la que tardó en caer el toro, quedando el premio en oreja.

El burraco cuarto también sacó genio para embestir al capote de Morante, que a penas dejó dos verónicas ante la falta de entrega y fijeza del de Victoriano. Tampoco la tuvo en el caballo, donde se comportó con vulgaridad. También en el inicio de muleta, pero confió en su fondo un Morante trabajador que se empeñó en tirar de oficio primero para dejar después tres tandas de exigencia por abajo al disparo del geniudo toro. Lo pinchó antes de la estocada sobre el aviso, pero aún hubo oreja para su esforzada labor.

Labor de brega por abajo fue la de Talavante con el quinto para el recibo, echándole abajo el capote y corriendo para atrás hasta dejarle una media asolerada en el centro del platillo. Un picotazo se llevó el animal, muy justo en la raza, y con un quite por chicuelinas se redimió Alejandro con el tendido. Soberbio fue el inicio de faena, con estatuarios, cambios por la espalda, trincheras y firmas que hicieron rugir la plaza. Sutil y seguro estuvo el extremeño con la diestra, en la línea de un toro de gran fondo que había que mimar para que durase. Pero llegó el natural y la inspiración se hizo carne para que volase largo, exigiendo ya al animal. Manoletinas pusieron la firma y un estocadón la rúbrica para cortar las dos orejas de un toro de vuelta.

Manseó el sexto de salida y enseñó renuencia y poca gana de embestir en las telas, además de arreones en línea recta de manso y desentendido. Nadie salvo él confiaba en el fondo del animal, y desde el principio le dio distancia, se puso muy puro y lo dejó llegar con verdad y valor para enroscárselo con la mano derecha. Siempre asentado, siempre enterrado en la arena para quedar colocado en el siguiente con un giro de talón. Se lo sacó por delante y por detrás, le dejó circulares que murieron en pases de pecho monumentales y le ofreció vuelo y muslo al natural. Una estocada acabó con el animal, que tardó mucho en caer antes de que pasease el madrileño dos orejas tras aviso.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de San Sebastián de los Reyes, Madrid. Tercera de Feria. Corrida de toros, tres cuartos de plaza

Seis toros de Victoriano del Río,  de buena condición y feble fondo el noble primero, rajado y desentendido el segundo, rajado y a menos el afligido tercero, de gran fondo y fijeza el buen quinto, premiado con la vuelta al ruedo, mansurrón de buen fondo el sexto.

José Antonio "Morante de la Puebla” (Azul pavo y oro): Ovación y 
Alejandro Talavante (Marino y oro): Silencio y dos orejas 
Alberto López Simón (Grana y oro)


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