sábado, 26 de diciembre de 2015

CALI (COLOMBIA) Ventura, en su línea; Simón, grande sin espada

Diego Ventura paseó dos orejas de un cuarto de Caicedo de vuelta al ruedo en el arrastre; dos faenones selló López Simón sin espada, destacando también la voluntad de Ritter

Ventura, en su línea; Simón, grande sin espada

Una corrida de Fuentelapeña y Juan Bernardo Caicedo era la que esperaba este sábado para la segunda de Feria en Cañaveralejo. Una gran entrada esperaba en los tendidos al rejoneador sevillano Diego Ventura, el torero madrileño Alberto López Simón y el colombiano Sebastián Ritter.

Con "Demonio” toreó literalmente a caballo Diego Ventura, ligando, templando y clavando arriba el primero de los rejones de castigo. Tuvo que medirlo muy bien Ventura para decidir colocar el segundo rejón de castigo con una cortísima hoja de peral. Se iba a buscar refugio en los terrenos de dentro, yendo Ventura a más en los embroques. Fue el astado un gran colaborador, con emoción en sus embestidas pero apuntando su querencia a tablas. Montó a "Toronjo” para colocar las banderillas cortas, dejándose llegar cerca al abreplaza a pesar de querer irse éste. Un pinchazo dejó a la primera para clavar posteriormente.

Le echó la mano muy abajo López Simón a "Trompetista”, el segundo de Juan Bernardo Caicedo, que lo saludó por chicuelinas intentando que no se descompusiera su tranco. La fuerza le faltaba en el inicio. Con la mano derecha mostró sus credenciales colocándose de forma perfecta ante el de Caicedo por derechazos para templar y pasarse muy cerquita en el de pecho al toro. Miraba a ltendido y conectó pronto con Cañaveralejo con la muleta muy planchada y muy por debajo de la pala del pitón, que tenía una embestida algo dormida que había que esperar. Espeluznante fue un final en el que Simón quedó quieto como un pilar ante un toro reculando, que escarbaba y que no dejaba tranquilo a lo que tenía delante. Le costaba al toro arrancarse, pinchando en dos ocasiones y dejando una estocada certera a la tercera un punto trasera. Fue ovacionado.


Por chicuelinas y una revolera recibió Ritter al tercero de la tarde, que debió cuidar mucho en los primeros tercios. En un momento de despaciosidad el toro lo prendió de forma muy fea por el pitón izquierdo, reponiéndose poco después. Con la frescura de la juventud que lo avala prosiguió toreando al natural Sebastián, entregándose el respetable colombiano a la labor de su paisano. Le arrancó la muleta de sus manos en los finales. Con la espada no se prestó el astado y todo se enfrió.

Con "Cigarrera” y garrocha en mano recibió Diego Ventura al cuarto de la tarde, un toro que fue a más y con el que Ventura selló un rejoneo a grandiosa altura. Con "Puerta Grande” hizo de la plaza un hervidero de aficionados vibrando con su toreo para que, posteriormente con "Ordóñez” bordara el toreo a dos pistas. Fue con "Morante” y ya en la última parte de la faena donde ofreció un deleite mordiendo el morrillo al de Juan Bernardo Caicedo. A dos manos clavó en los finales para de un rejonazo efectivo matar al astado que era premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre y llevarse dos orejas el rejoneador a su esportón.

Con seis verónicas a pies juntos y mucho gusto recibió López Simón al segundo de su lote. Se quedó muy presto y pronto en los vuelos del capote del de Barajas, pero tras el tercio de varas y banderillas, se dolió y comenzó a escarbar. Reculando antes de tomar la muleta se comportó el de Caicedo. Se metió entre los pitones de "Violetero” a los sones del pasodoble "El Gato Montés”, hundiendo el mentón en el pecho por naturales mientras jadeaban los tendidos caleños. Fue extraordinaria esa tanda por el izquierdo, echándole la muleta adelante. Espeluznantes fueron los finales, metiéndose al respetable en los bolsillos gracias a su quietud impávida ante el astado colombiano.

Desgraciadamente le hizo un extraño en la primera intentona de estocada, dejando una casi entera a la segunda.

Una descomposición de lidia se llevó el cierraplaza, un toro de muy buenas hechuras que salió algo desentendido de los capotes y con una cierta querencia a tablas. Brindó Ritter al rejoneador antioqueño Luis Miguel Londoyo, empresario de la plaza colombiana de Marruecos, a los pies de la capital bogotana. Mucha voluntad mostró en la faena ante un toro soso, sin demasiado fuelle y con el que se pasó de faena. También se fue en el epílogo muleteril a buscar las tablas el de Juan Bernardo. Se lió en el final de trasteo.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali, Colombia. Segunda de Feria.

Un toro de Fuentelapeña y cinco de Juan Bernardo Caicedo, el cuarto premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. 

Diego Ventura, ovación y dos orejas. 
Alberto López Simón, ovación y ovación.
Sebastián Ritter, palmas y silencio. 

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