sábado, 17 de junio de 2017

Un toro mata a Iván Fandiño en Francia: "Daos prisa porque me estoy muriendo"



Al querer ejecutar un pase, sus pies se enredaron en su capote y cayó al suelo donde sufrió una cornada en un pulmón

La tragedia volvió a caer en picado ayer sobre el toreo. De nuevo de luto. Como hace menos de un año por Víctor Barrio. Ahora se cebaba con Iván Fandiño, que caía mortalmente herido en el Sur de Francia. En la pequeña localidad de Aire-Sur-l'Adour. Sólo hay que cambiar esta vez la ganadería, Baltasar Ibán por Los Maños, y el nombre de Lorenzo por el de Provechito. Porque Provechito, herrado con el mítico hierro de Baltasar Ibán, un toro que ni siquiera le correspondía, mató a Fandiño. El toro le había tocado en suerte a Juan del Álamo. El torero de Orduña intervenía por chicuelinas. Una perfecta y alada. El toro se le quedó por debajo para la siguiente. Resopló Iván, que intentó perderle paso. Pero el toro lo atrapó de lleno. Como un abrazo a la cintura con el capote de por medio. En el mismo aire, se giró Fandiño, que aterrizó todavía en pie. El toro le persiguió y entonces perdió el matador la vertical. En el ruedo el pitón derecho se hundió por la zona baja de la espalda, a la altura del riñón. El gesto de dolor de Iván Fandiño transmitía toda la gravedad. Cuando se zafaba y cuando lo recogieron las cuadrillas y sus compañeros de cartel, Thomas Dufau y Juan del Álamo.

Dufau escucho la voz de Fandiño: «Daos prisa porque me estoy muriendo».

El torero entró consciente y con vida a la enfermería de la plaza. La crispación terrible en su rostro por el dolor. Fue intervenido en primera instancia y, al comprobar la gravedad de la cornada, los médicos decidieron trasladarlo al hospital de Mont de Marsan, donde ya no pudo llegar con vida. Según algunas fuentes, hubo que reanimarle de un primer paro cardíaco. Pero antes de llegar al centro hospitalario sufrió una segunda crisis de la que ya no se recuperó.

El alcalde de Aire-sur-l'Adour, Xavier Lagrave, afirmó a Efe que el matador fue asistido de forma inmediata en la enfermería de la plaza por el doctor Jean-Claude Darracq, quien certificó que sufría una cornada de 15 centímetros que afectaba a un riñón y al pulmón. Lagrave expresó su pesar por el hecho y aseguró que aunque todavía están «en estado de shock». Buscan hora una forma de rendir homenaje al diestro. «Somos una ciudad taurina y queremos que esta tradición se perpetúe, tenemos que buscar la forma de homenajear su memoria», indicó el regidor en conversación telefónica.
La fiesta continuaba por la noche en la localidad, situada a 64 kilómetros al norte de Pau «porque mucha gente todavía no sabe lo que ha sucedido», señaló Lagrave. «Enseguida nos dimos cuenta de que era grave, pero no pensábamos que mortal», señaló a Efe una asistente a la corrida, que desconocía la muerte del diestro.

Uno de los toreros que vivieron en primera persona la cogida de Fandiño fue Juan del Álamo, a quien correspondió dar muerte al toro que cogió al matador de Orduña en su turno de quites. El salmantino no daba crédito en los micrófonos del Canal Toros al conocer la noticia. «No tengo palabras, no nos los creemos. Él se quejaba fuerte de la cornada, pero nadie esperaba este final. Nos hemos quedado de piedra y no entiendo cómo ha pasado. Todo ha sido muy rápido. El toro lo ha arrollado con los cuartos traseros, ha caído en la cara... Una tragedia. Es muy duro para todos los toreros, duele mucho. No tengo palabras, no tengo palabras...» Jarocho, banderillero a las órdenes de Del Álamo, confirmaba las palabras de su jefe de filas: «Él estaba consciente pero se quejaba de que no podía respirar, la cornada ha sido en el costado y ha viajado hacia el estómago. Los cirujanos se miraban unos a otros... Pero yo veía mucha impotencia. Le han estabilizado en la enfermería y se lo han llevado rápido al hospital de Mont de Marsan pero no ha llegado. Estamos destrozados».
El toreo, apenas un año después, vuelve a vestirse de luto.

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