martes, 12 de diciembre de 2017

Joselito Adame y Sergio Flores, triunfadores de la corrida monstruo en la México

Ambos pasearon las dos orejas de sus oponentes en un maratoniano festejo en el que José Tomás y Manzanares también tocaron pelo ante casi 40.000 espectadores

APLAUSOS

Hermoso de Mendoza, El Payo, El Juli y Luis David Adame, silenciados tras correr con menos fortuna en el sorteo.

Fotos: @LaPlazaMexico

Abrió plaza un jabonero sucio de La Joya, bien presentado, exigente y con transmisión en sus acometidas. Pablo Hermoso de Mendoza clavó por delante dos rejones de castigo antes de sacar en banderillas a Disparate, con el que enceló bien la embestida a dos pistas y ejecutó la hermosina. Hubo de pisar mucho los terrenos al animal para provocar las arrancadas. De frente, dando el pecho y batiendo al pitón contrario, el navarro se sobrepuso a las complicaciones del astado en una labor en la que el público se mostró algo frío. Montó también a Dalí, luciendo con piruetas y llevando a cabo quiebros comprometidos. Remató sobre Bacano clavando cortas, pero a continuación pinchó con el rejón de muerte en varias ocasiones, lo que causó cierta división de opiniones entre el respetable. Con el toro ya arrastrado, fue silenciado el jinete.
 

JOSELITO ADAME, ÉXITO Y PLENA ENTREGA



A porta gayola se fue Joselito Adame a recibir al segundo, primero de los de lidia ordinaria. Saludó con una larga cambiada al ejemplar de Santa María de Xalpa, siguiendo a continuación con lances a pies juntos, chicuelinas y revolera de remate. Apenas picado el astado, quitó Adame por gaoneras, quedando deslucida su intervención al perder las manos el animal. Tras brindar al cielo, inició su faena de muleta con cambiados por la espalda en un emocionante inicio. Luego, siguió toreando sobre la diestra en tandas ligadas y limpias. Por el otro pitón el toro no ofreció las mismas prestaciones -se le coló en varias ocasiones- y para cuando volvió a la mano derecha no tardó mucho en cantar la gallina. Aun así, en terrenos más próximos a las tablas supo Adame sostener la vibración de la faena, coronada con emocionantes mondeñinas. Labor meritoria y entregada. Entró a matar a cuerpo limpio, tirándose en medio de los pitones, dejando una estocada entera, en lo alto, aunque ligeramente trasera. Fue premiado con las dos orejas, la segunda de ellas protestada por el público.

JOSÉ TOMÁS, OREJA, PIERDE MAYOR TRIUNFO CON LA ESPADA




José Tomás malogró con la espada su gran faena al tercero, un toro de Jaral de Peñas, de pelo castaño, que ofreció buen juego a pesar de su medida duración. El madrileño, vestido de azul marino y oro, lo recibió con el capote en los medios, lanceando con toreros mandiles y soltando una punta del capote en el remate final. Sonaron los primeros olés. El animal derribó al picador y, tras ello, Tomás realizó un ajustado quite por gaoneras, culminado con una brionesa. Brindó al público el torero y arrancó con pases estatuarios y uno del desdén, pasándose los pitones muy cerca. Seguidamente llegó el toreo en redondo, abriendo el compás, metiendo los riñones y ligando en un palmo de terreno. Aguantó parones e imantó la embestida con toques suaves. Dio también las pausas y los tiempos precisos al de Jaral de Peñas. Probó al buen toro por el lado izquierdo, ligando un par de series con muletazos sueltos preñados de temple y calidad. Todo, ejecutado en la misma boca de riego. De más a menos, el animal se mostró un punto más reservón en el último tramo de la faena. A pesar de ello, hubo toreo a placer junto a alardes de quietud y estoicismo que enloquecieron al público. Un pinchazo soltando el acero y media estocada tendida y trasera redujeron el premio a una oreja.

EL PAYO, SIN OPCIONES CON EL SOBRERO




El cuarto, de Fernando de la Mora, fue devuelto a los corrales tras mostrar claros síntomas de descoordinación al saltar al ruedo. En su lugar salió un sobrero de Jaral de Peñas, de llamativo pelaje berrendo en castaño. Gustó la suavidad capotera de El Payo, que brindó también al público. Comenzó por alto su trasteo sin obligar al de Jaral de Peñas, al que pronto se le vio falto de entrega. Animal deslucido, que se iba suelto, distraído y sin raza. Falto de casta en definitiva, con tendencia a mansear. El Payo anduvo firme y decidido, pero sin opciones de lucimiento. Además, falló con el acero.

EL JULI SE ESTRELLA CON EL QUINTO




Tardó en salir al ruedo el quinto, pues parte de la iluminación eléctrica de la plaza se perdió y hubo de esperarse a la resolución del problema. Con la normalidad recobrada, asomó por chiqueros un bello berrendo en cárdeno de Montecristo. El desmayo en el remate fue lo mejor del saludo capotero inicial de El Juli. El piquero Salvador Núñez fue desmontado en el primer encuentro del toro con el caballo, sucedido al relance. Luego, el madrileño lució por chicuelinas en el quite, si bien el de Montecristo comenzó a mostrarse tan noble como falto de chispa y transmisión. Sergio Flores entró en quites, toreando por brillantes tafalleras rematadas con una buena media. El animal, muy medido en varas, calamocheaba y punteaba en sus viajes, tratando El Juli de corregir ese defecto con muletazos de trazo limpio y suave. Porfió con el toro, pero no había apenas opciones de éxito. Mató de una estocada defectuosa.

SERGIO FLORES SE REIVINDICA CON UN BUEN TORO 

Triunfo importante el cosechado por Sergio Flores frente al sexto toro de la función, un bravo ejemplar con el hierro de Villar del Águila que fue desorejado por el tlaxcalteco tras una faena de gran conexión popular. El astado fue premiado con el arrastre lento. La labor del joven espada azteca fue a más. Supo sostener el pulso al astado, que se arrancaba con ímpetu y codicia a los engaños. Bravo y exigente animal. Con transmisión. Mejor por el pitón derecho. Flores alternó el toreo fundamental con toda clase de adornos: hubo arrucinas ligadas a los pases de pecho, algún circurret que levantó al público de sus asientos, martinetes, vitolinas, bernadinas… Labor muy variada y vistosa, en la que el diestro mostró sitio y arrestos para sobreponerse a la responsabilidad de la tarde. Exhibió también inteligencia, recursos y capacidad para exponer frente al toro. Los tendidos le gritaron ¡torero, torero! antes de montar la espada. Hubo quien también pidió el indulto del toro, indudablemente de forma exagerada. La estocada cayó entera y en lo alto al primer viaje. Se desató la pañolada y brotaron las lágrimas en los ojos del torero.

PREMIO PARA EL EXQUISITO GUSTO DE MANZANARES




Con verónicas ganando terreno, suaves, con mando y temple, saludó Manzanares al séptimo, un bonito toro de Xajay que se prestó al lucimiento del alicantino. Tras un puyazo medido, Josemari, que mostró un lazo negro en señal de luto en su brazo izquierdo, regaló a los presentes unos cuantos muletazos de enorme gusto y torería. Un bello natural descubrió a todos que era por ese lado por donde mejor embestía el toro. Al de Xajay, de buena condición, le faltó un punto más de fuerza y de recorrido. Pulseó bien las embestidas Manzanares, que plasmó pasajes de muchos quilates. Mató de una estocada hasta la mano, que hizo rodar al toro en apenas unos segundos, y a sus manos fue a parar una oreja de ley.

ARROJO DE LUIS DAVID ADAME CON EL ÚLTIMO




A revientacalderas salió Luis David Adame a lidiar al octavo y último toro de la tarde. De primeras se atrevió a torearlo por caleserinas, haciendo sonar con fuerza los olés del público. Continuó a por todas en el quite, toreando por zapopinas que ligó al llamado farol tapatío. Cogió los palos y banderilleó con desigual fortuna, con más mérito que lucimiento. Luis David, que había brindado su faena al público, arrancó con varios péndulos, dejándose rozar la taleguilla por los pitones. Mostró arrojo, actitud, valor y ambición a lo largo de su trasteo, pero el toro de Villa Carmela desarrolló sentido y le buscó las pantorrillas. El hidrocálido peleó hasta el final, sin darse nunca por vencido a pesar de la compleja condición de su antagonista. Dejó media estocada y fue silenciado.

México D.F. (México), martes 12 de diciembre de 2017. Plaza Monumental de Insurgentes. Corrida Guadalupana a beneficio de los damnificados por los terremotos del pasado mes de septiembre en Ciudad de México. Toros, por este orden, de La Joya -1º, para rejones-, Santa María de Xalpa -2º-, Jaral de Peñas -3º y 4º bis-, Fernando de la Mora -4º, devuelto a los corrales tras salir descoordinado al ruedo-, Montecristo -5º-, Villar del Águila -6º, premiado con el arrastre lento-, Xajay -7º- y Villa Carmela -8º-. Bien presentados y desiguales de juego. Los mejores, 6º y 7º. Se prestaron también 2º y 3º. El más complicado, el 8º. El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, silencio; Joselito Adame, dos orejas, la segunda de ellas protestada; José Tomás, oreja; El Payo, silencio; El Juli, silencio; Sergio Flores, dos orejas; Manzanares, oreja; y Luis David Adame, silencio. Entrada: Casi lleno (unos 38.000 espectadores). Destacó Miguel Martín en la brega al 3º.

OBSERVACIONES.- Tras el paseíllo se guardó un sentido minuto de silencio en memoria de las víctimas de los seísmos y, tras él, sonó también el himno nacional de México. El tenor mexicano Fernando de la Mora cantó un Ave María antes de la salida del primer toro como homenaje a los damnificados. Asimismo, los ocho toreros fueron invitados a saludar por el público. La silueta de una Virgen de Guadalupe resaltó el ruedo. La decoración de las barreras corrIó a cargo del artista mexicano Javier Marín, que donó sus obras para la ocasión. Las mismas serán puestas a la venta a la conclusión del festejo con el objetivo de seguir recaudando fondos para la causa. La gran familia de charros participó también portando el estandarte de la Virgen de Guadalupe, patrona de México, a quien honra el país los días 12 de diciembre de cada año.
Aspecto que presentó la Monumental.
Aspecto que presentó la Monumental. (Foto: @silviabarca)

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